¿Qué hacen nuestras mentes con la Internet?
Me parece una pregunta rectora en esta discusión, ya que por tradición en los estudios en comunicación, epistemológicamente se carga el análisis hacia el “objeto”, en este caso el objeto son nuestras mentes… Equilibremos el análisis y miremos que somos mirados. Pero ¿Por qué y cómo la internet nos hace cosas? ¿Nosotros le hacemos cosas? Sí.
Actualmente pareciera que somos receptáculos de pequeñas fracciones de datos, y que a partir de estos “disparos de datas” vamos construyendo una realidad, discursos, representaciones y acciones que se interrelacionan en el mundo de lo social.
Nicholas Carr (2011), nos relata cómo es que él ha perdido la capacidad de retener su atención en una sola actividad, y se ha transformado en una especie de “multitask”, con la necesidad de “absorber” información de distintas fuentes en todo momento; prefiriendo estar leyendo en internet y “gatilleando” su mente ante distintas fuentes de datos, que tomar un libro de 700 páginas para ir haciendo trabajo de transformación de datos a información durante periodos largos.
Lo que ocurre actualmente con los procesos de aprendizaje, no se puede medir de tal modo que una serie de análisis nos puedan vislumbrar lo que ocurrirá en cien años, con estas nuevas formas de aprender, si bien el cerebro está dotado con una capacidad fisiológica de plasticidad, la consciencia, al ser la subjetivación de esos procesos plásticos siempre estará en constante devenir. Retomando a Schütz, la “significidad” de algo, sólo significa cuando es acto, no antes, la acción tiene un sentido, mas no un significado, es por eso que las acciones que se llevan a cabo en esa “panacea de la data”, sólo pueden tener un sentido y orientación, pero tomarán un significado cuando se conviertan en acto. Lo relevante al utilizar de referencia al filósofo austriaco es, la inevitabilidad del ser de significar, en todo momento, luego entonces las interrelaciones en la red no está exentas de este proceso.
Al momento de que un dato es dotado de existencia, y un observador puede mirarlo, se ha convertido en un hecho. A partir de esto, me baso para explicar ese proceso complejo que las meta-relaciones generan dentro de la red.
Al existir “n” datos en la nube, se tiene la falsa consciencia de que podemos acceder a ellos cuando queramos, y que por eso es inútil ya almacenarlos en sistemas de información más simples y personales. Bien, si la nube es el “mega sistema de información codificado” y se tiene la consciencia que podemos acceder a éste, ¿Cómo es que accedemos? ¿Lo hacemos? o sólo por tenerlo no es necesario el acceso mientras yo viva “fuera” de la nube.
Al sentir que el mega sistema de información se nutre día a día y es incognicible este mega sistema – justo como la doxa lo es – el ser entra en proceso de semiosis, donde utilizando sus capitales culturales, va a ir generando relaciones de significado vitales y de ruptura epistemológica (en cierto casos como rupturas científicas); pero el nihilismo del data deviene de la imposibilidad de aprender o conocer los más de cinco exabytes – ahora deben de ser más – de información que hasta el 2002 (dato muy viejo), se había digitalizado.
“¿De qué magnitud hablamos cuando la información se mide en exabytes?. Veamos. Si todos y cada uno de los 17 millones de libros que tiene la Biblioteca del Congreso en Washington fueran digitalizados en formato completo, alcanzarían cerca de 136 terabytes de información.
Cinco exabytes de información equivalen en tamaño a la información contenida en 37,000 nuevas bibliotecas con colecciones del mismo tamaño que la del Congreso de EUA.” (González, 2007, p.39)
A lo que se le apuesta desde la mirada de la Cibercultur@, son a los procesos de búsqueda que el ser va a generar dentro de los múltiples sistemas de información, desde los más básicos como su biblioteca personal o notas, hasta sistemas de sistemas pasando por sistematizaciones mediadas como bases de datos en softwares; la relevancia de la generación de sistemas de información subjetivos o personales, son una vía de reconocimiento humano dentro de esta panacea nihilista de la supremacía del dato.
¿Qué hacemos nosotros con el mega sistema de información? Me parece una pregunta más pertinente.
La cultura se recrea, la tecnología no impone cultura, pero se puede recrear en ésta.
Referencias:
Carr, N. (2011). Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. México: Taurus.
González, J. (2007). Por una cultura de conocimiento. En González (Ed.), Cibercultur@ e Iniciación en la Ivestogación (p.39). México: CONACULTA.